Profesor de ciberseguridad desaparecido tras allanamiento del FBI era investigado por financiamiento chino

PorEl Diario del Norte

abril 4, 2025

Antes de que desaparecieran los perfiles oficiales de la facultad del renombrado profesor de privacidad de datos de la Universidad de Indiana, Bloomington (IU), Xiaofeng Wang, y su esposa, y de que el FBI allanara dos de los hogares de la pareja la semana pasada, se dice que la universidad estuvo revisando durante meses si el profesor había recibido fondos de investigación no declarados de China, según ha sabido WIRED.

De acuerdo con una declaración sin firmar que parece estar escrita por un profesor de la Universidad de Purdue y colaborador de Wang desde hace mucho tiempo, vista por WIRED, la Universidad de Indiana se puso en contacto con el profesor en diciembre para preguntarle sobre un subsidio de 2017-2018 en China que lo incluía como investigador. La declaración menciona que la IU estaba preocupada porque supuestamente Wang no reveló el financiamiento a la universidad ni en las solicitudes de ayuda federal de EE UU.

La declaración ha circulado en los últimos días entre especialistas en ciberseguridad y privacidad de universidades de todo el mundo, y fue enviada a WIRED por tres fuentes distintas. En ella se afirma que Wang explicó la situación a la IU y que, en febrero, se le comunicó que la institución seguiría investigando el asunto.

Alex Tanford, profesor emérito de la Universidad de Indiana y presidente de la Asociación Americana de Profesores Universitarios, afirma que Wang se puso en contacto con él y le dijo que había sido acusado de presunta mala conducta en la investigación. Tanford orientó a Wang como miembro de la junta de revisión de la facultad. La IU no respondió a nuestras preguntas sobre si se había investigado a Wang.

«La acusación parecía trivial: que no había revelado correctamente quién era el investigador principal en una solicitud de subsidios y que no había enumerado todos sus coautores en un artículo», explica Tanford a WIRED. Añade que Wang quería saber si la universidad tenía derecho a impedirle el acceso a su oficina y a su computadora, ya que estaba en medio de una investigación en curso.

Según una revisión de WIRED de las publicaciones de Wang entre 2017 y 2018, se enumeran financiamientos de instituciones como la Fundación Nacional de Ciencias, los Institutos Nacionales de Salud, la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa de los Estados Unidos, la Oficina de Investigación del Ejército de los Estados Unidos, Google y Samsung.

Wang colaboraba regularmente con investigadores del Instituto de Ingeniería de la Información (IIE, por sus siglas en inglés) de la Academia China de las Ciencias, un laboratorio de investigación sobre ciberseguridad financiado por el gobierno. En sus artículos, Wang y sus coautores revelaron que los becarios del IIE recibían dinero de fuentes como la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China, mientras que Wang recibía dinero de EE UU. No es infrecuente que profesores de instituciones estadounidenses colaboren con investigadores de China, y no hay pruebas públicas que sugieran que los acuerdos fueran indebidos.

Según el título y los metadatos de la declaración sin firmar, su autor parece ser Ninghui Li, un profesor de informática de Purdue que lleva colaborando en investigaciones con Wang desde 2006. Ambos forman parte de la junta del Grupo de Interés Especial en Seguridad, Auditoría y Control (SIGSAC, por sus siglas en inglés) de la Asociación para la Maquinaria de Computación (ACM, por sus siglas en inglés), cuyo objetivo es «desarrollar la profesión de la seguridad de la información patrocinando conferencias y talleres de investigación de alta calidad», según su sitio web oficial. Li no respondió a las solicitudes de comentarios enviadas por correo electrónico ni a un mensaje de voz dejado en el teléfono de su oficina.

Jason Covert, uno de los abogados que representan a Xiaofeng Wang y a su esposa, Nianli Ma, una analista de sistemas bibliotecarios cuyo perfil de empleada también fue eliminado por la Universidad de Indiana, expresa a WIRED que Wang y Ma están «a salvo» y que ninguno de los dos ha sido detenido. Su equipo legal no tiene constancia de que haya cargos penales pendientes contra ellos. Aunque los abogados de la pareja han visto una orden de registro del Departamento de Justicia (DOJ, por sus siglas en inglés), Covert comenta que no han recibido una copia de la declaración jurada que establece la causa probable.

Wang es considerado uno de los mejores investigadores en el campo de la privacidad biométrica y la seguridad de los datos, y su repentina desaparición conmocionó a muchos de sus colegas académicos. Según una biografía del sitio web de la IU, que fue posteriormente borrada, Wang se incorporó a la Universidad de Indiana en 2004 y es el principal investigador del Centro Multidisciplinario de Computación Confidencial Distribuida, que creó en 2022 con una subvención de casi 3 millones de dólares de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF, por sus siglas en inglés). Como parte de su solicitud para el financiamiento de la NSF y otros apoyos económicos federales de investigación de EE UU, Wang habría tenido que revelar los subsidios que ya había recibido o que estaban pendientes de revisión.

El 28 de marzo, el FBI registró dos domicilios relacionados con Wang. Ese mismo día, la Universidad de Indiana también habría despedido a Wang a través de un correo electrónico enviado por el rector Rahul Shrivastav, que WIRED obtuvo y del que informó en primer lugar el periódico The Indiana Daily Student. El correo electrónico también menciona que se entendía que Wang había aceptado un puesto en una universidad de Singapur, un detalle que también se repite en la declaración atribuida a Li.

La declaración señala que Wang planeaba comenzar en la universidad singapurense no identificada el 1 de junio de 2025, y solicitó una excedencia de la Universidad de Indiana a principios de marzo. No obstante, IU respondió «poniéndolo en licencia administrativa, eliminando su página web del portal de la universidad y desactivando su dirección de correo electrónico».

Tanford afirma que la nueva oferta de trabajo de Wang «sería irrelevante en cualquier caso porque es para el próximo curso académico y no justificaría su despido». Según Tanford, despedirlo por correo electrónico es una violación de la política de la universidad, que prohíbe despedir a un profesor titular sin causa justificada y exige un preaviso de 10 días y una audiencia ante una junta de revisión de la facultad, si así lo solicita el miembro del personal: «El profesorado está muy preocupado. Si la administración puede despedir a un profesor titular sin el debido proceso y en violación de una política aprobada por nuestros administradores, ninguno de nosotros está a salvo».

Un portavoz de la Universidad de Indiana se negó a responder a las preguntas detalladas de WIRED sobre las comunicaciones previas entre la universidad y Wang y la decisión de la escuela de despedirlo. Mark Bode, portavoz de la institución, únicamente envió un comunicado a WIRED en el que explicaba: «La IU ya fue informada de una investigación federal sobre un miembro de su profesorado. Por indicación del FBI, no haremos ningún comentario público en relación con esta investigación. La Universidad de Indiana tampoco hará ningún comentario público con respecto a la situación de este individuo».

Hasta el momento, el FBI no ha comentado el motivo de sus actividades en torno a las propiedades de Wang. En una declaración enviada a WIRED, el portavoz con sede en Indianápolis, Chris Bavender, aseveró: «El FBI llevó a cabo una actividad de aplicación de la ley autorizada por la corte en casas en Carmel y Bloomington, Indiana. No tenemos más comentarios en este momento».

WIRED no pudo comunicarse inmediatamente con Wang o Ma para hacer comentarios directamente, pero su abogado proporcionó una declaración en su nombre: «El profesor Wang y la señora Ma agradecen el apoyo que han recibido de sus colegas de la Universidad de Indiana y de la comunidad académica. Están deseando limpiar sus nombres y reanudar sus exitosas carreras cuando concluya esta investigación».

Para muchos en la comunidad académica, los eventos que rodean a Wang y a otro académico de origen chino en Florida que fue despedido recientemente recuerdan a la Iniciativa China, una campaña lanzada bajo la primera administración Trump para combatir el cibercrimen y el espionaje económico. Los críticos acusaron al programa de apuntar injustamente a los investigadores nacidos en China y a las comunidades académicas más amplias de inmigrantes asiáticos y estadounidenses de origen asiático.

El DOJ abandonó el programa bajo la administración Biden en 2022 después de que perdiera o retirara los cargos en una serie de casos asociados. En ese momento, un alto funcionario del DOJ expresó que había «contribuido a crear una percepción perjudicial» de que existen normas menos estrictas para enjuiciar conductas relacionadas con China, y que las personas con vínculos con el país reciben un trato diferente. Pero desde entonces, varios esfuerzos del Congreso han tratado de resucitar el programa o iniciar campañas similares de aplicación de la ley, incluido un proyecto de ley de 2023 que fue aprobado por la Cámara, pero no por el Senado el año pasado.

«A nosotros, como a muchas otras organizaciones y personas, nos preocupa mucho que el fin de la Iniciativa China sea solo de nombre, pero que no refleje un cambio de hecho y de fondo», criticó Jeremy Wu, coorganizador de APA Justice, una organización sin fines de lucro que aboga contra la elaboración de perfiles raciales. Wu declinó la petición de WIRED de comentar los acontecimientos en torno a Wang.

Matthew Green, profesor de la Universidad Johns Hopkins especializado en criptografía e ingeniería criptográfica, afirma que, aunque no conoce personalmente a Wang, le preocupa el secretismo de la Universidad de Indiana sobre las circunstancias que llevaron a su presunto despido: «Este no es el comportamiento normal de una universidad». El temor de Green es que el caso de Wang haga que los jóvenes ingenieros chinos se piensen dos veces si estudiar en universidades estadounidenses, e incluso motive a investigadores con talento que llevan décadas viviendo en EE UU a plantearse trabajar en el extranjero: «Podríamos perder una gran cantidad de expertos».

Artículo publicado originalmente en WIRED. Adaptado por Alondra Flores.

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